Rafael Montilla. Kube Man Performance Series, por Félix Suazo

Fotos: Remon Díaz, @edwarsimal, @arimintzphoto y Rafael Montilla

La persona humana es una criatura poliédrica que irradia y recibe; que es figura y espejo, mismidad y otredad. Esa ambivalencia es la que configura su condición como sujeto social. Rafael Montilla ha encontrado su propia manera de expresar esta idea en el proyecto Kube Man Performance Series (2017-In Progress), vinculado también con su trabajo pictórico y tridimensional.

Ataviado con un traje blanco —una suerte de escafandra— y con un cubo especular en la cabeza, Montilla se pasea tranquilamente por sitios concurridos, exposiciones, ferias, mercados, autobuses, playas, parques, etc. Su cara sin rostro es el espejo en el que otros se miran y se hacen selfies. A través de él los otros se observan como si esta duplicidad virtual los liberara de ser ellos mismos.

Kube Man convierte el narcisismo en acción recíproca; juego de miradas que se cruzan, compendio de identidades que se reencuentran. El sujeto que encarna Montilla, no es el “hombre unidimensional” ; sino la persona interactuando con su entorno, donde el cubo constituye el nodo que enlaza lo personal y lo exterior. Pero, ¿es el cubo de espejos una máscara para encubrir el vacío interior o es una investidura facial con perfiles múltiples? Ambas cosas son posibles. Después de todo, la persona humana no es un recipiente que se llena pero tampoco una exterioridad sin sustancia. Lo que constituye al individuo es ese intercambio permanente entre lo de adentro y lo de afuera, lo ininteligible y lo visible. Esa es la irreductible fenomenología del sujeto “aconteciendo” entre el espejo y la opacidad. Ni más, ni menos.
De esta manera, Montilla propone un dialogo entre la geometría y el cuerpo, combinando dos lenguajes aparentemente antiteticos. El suyo es un discurso intersticial que busca la proximidad y promueve el balance entre lo rígido y lo orgánico, lo racional y lo espiritual.

En su caso, el cubo funciona como un eslabón simbólico en una cadena de relaciones que abarcan lo personal, lo social, lo urbano y lo natural. El cubo como sólido geométrico, pero también como estructura vacía. El cubo como prótesis corporal, pero también como figura independiente. El cubo, en fin, como bucle y como rizoma para construir una metáfora abierta que habla del vínculo entre todo lo existente y de la comunión de lo propio y lo foráneo.

Todas estas facetas tienen su correlato en otros trabajos de Montilla donde el cubo se descompone o pierde su volumetría para convertirse en una constelación planimétrica constituida solo por aristas y vértices. Así sucede con la serie Kubes in Action (2018-In Progress) donde el cubo se reduce a su representación gráfica, ya sea para adosarse a las paredes, muros, cercas y objetos urbanos o para tenderse sobre la arena, la hierva o el agua. En todos estos casos, la representación del cubo adquiere un carácter variable que le permite ascender, planear o flotar, con la cualidad adicional de ser una estructura vacía a través de la cual se vislumbra el entorno que lo rodea y que, en definitiva, permite incorporar a la obra el espacio circundante.

En su versión tridimensional, los cubos semisólidos o vacíos de Montilla pueden también levantarse en el horizonte e integrarse al ambiente. Como cuerpo mutante —mitad invención, mitad materia— sus cubos conforman un alfabeto espacial que es abstracto pero también físico. A través de sus caras, líneas y ranuras, el mundo se vuelve permeable y la obra ingresa «naturalmente» al continuum de las cosas existentes.

En cualquiera de sus variaciones, la presencia del cubo en el trabajo de Montilla está sujeta a la temporalidad y la metamorfósis. Esta idea es más enfática en la serie performatica Kube Man, donde la comunión entre sujeto y cubo es siempre efímera, enmarcada en el acontecer. Pero de igual manera, sus intervenciones públicas tienen esa impronta duracional o momentánea, porque se trata de proposiciones no perdurables; concebidas y ejecutadas para no permanecer. En el fondo, el cubo es una abstracción, inmersa en un espacio cambiante, en cuyo ámbito todo lo que existe —hombres, animales, cosas— fluye como el tiempo heraclitano.

Febrero, 2023


1 Cfr. Herbert Marcuse. El hombre unidimensional: ensayo sobre la ideología en la sociedad industrial avanzada. Editorial Planeta Argentina, S. A. I. C. Buenos Aires, 1993. (Título original: One-Dimensional Man: Studies in the Ideology of Advanced Industrial Society, Bacon Press, Boston, 1954).

2 Cfr. Martin Heidegger. El Ser y el Tiempo. Trad. por José Gaos. Fondo de Cultura Económica, México, 1951. (Título original: Sein und Zeit. «Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung», Husserl, E. (ed) vol. VIII, 1927. Pp 1-438)


Rafael Montilla. Artista de medios mixtos, nacido en Caracas, Venezuela, establecido en Miami. Estudió en la Escuela Técnica de Artes Visuales Cristóbal Rojas y en la Escuela Taller Arte Fuego Cándido Millán, ambas en Caracas. Desarrolla su trabajo en pintura, fotografía, escultura y performance, centrado en la gemetría. Su obra «Big Bang Mirror» fue seleccionada para ser expuesta en la Trienal de Tijuana: I. Internacional Pictórica de octubre 2021 a febrero 2022 en el CECUT, Museo de Tijuana. En 2018 la exposición individual Kubes in Action en el Museo de Coral Gables. Su obra ha sido expuesta en ferias, museos y galerías de España, Venezuela, Canadá, Holanda, Francia, Italia y Estados Unidos. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas obteniendo reconocimientos. Su obra está representada en colecciones privadas de Estados Unidos.